Propiedades Rubí uso terapéutico del Mineral
Propiedades del Rubí en Joyas: Beneficios y Atributos**
El rubí es una de las piedras preciosas más valoradas en el mundo de la joyería, no solo por su belleza sino también por sus propiedades metafísicas. Este mineral, cuya coloración roja intensa se debe a la presencia de cromo, ha sido apreciado desde la antigüedad. En la joyería, el rubí se asocia con la pasión, la energía y el amor.
Beneficios Físicos:
En términos físicos, el rubí es considerado un potente protector del cuerpo. Se dice que puede contribuir a la salud del corazón y mejorar la circulación sanguínea. Además, se le atribuye la capacidad de fortalecer el sistema inmunológico, proporcionando vitalidad y energía. Las joyas de rubí pueden usarse como un talismán para atraer buena fortuna y proteger a quienes las llevan puestas.
Cuerpo y Mente:
Desde el punto de vista mental y emocional, el rubí es conocido por promover la claridad mental y la concentración. Se considera que ayuda a superar el estrés y la ansiedad, inyectando confianza y coraje a quienes lo portan. Esta piedra también se asocia con la motivación y puede impulsar la toma de decisiones audaces.
Chacra:
El rubí está ligado al chacra raíz, ubicado en la base de la columna vertebral. Este chakra está relacionado con la estabilidad, la seguridad y la fuerza vital. Al activar este centro energético, se dice que el rubí aporta equilibrio y conexión con la tierra.
**Plata de Ley con Acabado Rodio:**
Las joyas de rubí a menudo se elaboran con plata de ley con acabado en rodio, lo que les proporciona un brillo deslumbrante y una mayor resistencia al desgaste. Este acabado también resalta la profundidad del color rojo del rubí, creando piezas verdaderamente impresionantes.
Consejos para cuidar para tu Rubí
Usa un paño suave y seco para retirar el polvo y la suciedad de la superficie de la piedra.
Limpia el rubí con agua tibia y jabón neutro, usando un cepillo de cerdas suaves para acceder a las zonas más difíciles.
Enjuaga bien el rubí con agua limpia y sécalo con un paño que no deje pelusas.
Evita usar productos químicos, abrasivos o ultrasonidos, ya que pueden dañar el color o el brillo del rubí.
No expongas el rubí a cambios bruscos de temperatura o a fuentes de calor, ya que pueden provocar fisuras o alteraciones en la piedra.